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Foto del escritorFernando Dávila

¿Por qué la Cultura del Picante?

Durante nuestro trabajo preservando las distintas variedades de chiles mexicanos y tratando de generar consciencia sobre un consumo responsable e informado, hemos tenido la posibilidad de conocer a todos los actores que forman parte de la cadena de consumo de chile en nuestro país. Dentro de esta cadena existen muchas personas tan distintas entre sí que sería difícil encontrar un adjetivo en común para todos ellos, desde el pequeño productor de chile en Oaxaca o Veracruz, los encargados de las secadoras en Zacatecas, los transportistas que distribuyen el chile por todo nuestro país, los vendedores de chile en los tianguis chiapanecos o los distribuidores de la Central de Abastos en la Ciudad de México; hombres y mujeres tan distintos entre ellos que lo único que comparten es su vocación de trabajo y servicio para llevar a nuestras mesas los chiles que le dan sabor a la comida.


Estas personas mantienen viva una cadena de producción, distribución y comercialización que hace posible que los consumidores finales, como tu y como yo, podamos acceder y disfrutar nuestro gusto hacia los sabores picantes, y sobre esto hemos escuchado muchas historias. Por ejemplo, los que por motivos de trabajo han tenido que dejar sus hogares en sus lugares de origen para venir a ejercer su profesión a la Ciudad de México y que al hablar de los distintos usos de chile nos explican cómo en aquel lugar de donde ellos vienen el chile puede tener otros nombres u otros usos y es evidente la emoción que emanan al hablar de aquello que les hacer recordar su infancia, su familia y las comidas que guardan en él o ella un profundo valor emocional, hasta generar una lágrima de alegría por el pasado vivido y la nostalgia de recordar sus costumbres esperando el día para volver.

O bien las historias de vendedores callejeros de papas fritas y chicharrones de harina, quienes llegan a asegurar y adjudicar el éxito de sus negocios al tipo de salsa embotellada que utilizan y la cual orgullosamente presumen pues es su amuleto de buena suerte para dar sabor y enchilar a sus clientes.

Nunca faltan las anécdotas familiares sobre aquella persona amante del picante y que su intenso gusto por enchilarse los demás no pueden comprender.

Los mexicanos somos un pueblo muy grande y diverso, son pocas cosas las que de verdad pudiéramos utilizar como denominador común para describir a la mayoría de nosotros, sin embargo si existiera algo que nos identifique es nuestro aprecio en diferentes medidas por los sabores picantes.

Escuchando estas historias nos dimos cuenta que el tema que estábamos tratando de abarcar y difundir era mucho más profundo que el uso del chile en la gastronomía y era necesario tomar en cuenta el arraigo cultural que existe del mismo en nuestro país, el cual se puede expresar de distintas formas, pues es al mismo tiempo un lenguaje de familia, de recuerdos, emociones, lugares, y experiencias que han marcado la vida de cada uno de nosotros. En pocas palabras podemos atribuir a la cultura del picante una parte de nuestra identidad como personas, mismas que hemos adquirido el gusto o simplemente el hábito de encontrar el placer en enchilarnos.

Es decir, el chile se transforma en emociones, recuerdos, vivencias, que a su vez definen personalidades, familias y sociedades.

A este fenómeno lo hemos denominado “la cultura del picante”.



Creemos que existe una amplia área de estudio ante esta nueva percepción del picante, y que nos puede ayudar a comprender cada vez más nuestra complejidad como personas y como sociedad. Queremos enfocar nuestros esfuerzos de investigación en conocer, qué es para cada uno de nosotros esa cultura, qué recuerdos y emociones nos despiertan para así poder comprender hasta dónde influye en nuestras vidas.

En La Flor de Jamaica tenemos la misión de difundir el conocimiento que vamos generando y así convertirnos en el referente de la cultura del picante en México, queremos conocer más allá del chile como ingrediente sino como generador de emociones y vínculos entre grupos e individuos; investigarlo como a un ser vivo capaz de transmitir y ser interpretado de distintas e infinitas formas, queremos comprender la razón de su presencia tan fuerte e intensa en la vida de cada uno de nosotros y así poder explicarlo desde una visión amplia y con gran valor social.

Los invitamos a mantenerse atentos para ir descubriendo con nosotros todas las implicaciones que esta nueva visión y acercamiento hacia el picante puedan producir.



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